Queridos amigos y benefactores;
Voy a intentar resumiros mi historia, apenas unas palabras que no pueden expresar todo lo vivido, pero que espero os ayuden a acercaros conmigo a este trocito de Africa donde nuestra ayuda es tan necesaria.
2009: MI PRIMER VERANO EN TURKANA.
Empecé este proyecto como un joven estudiante, hace 10 años, cuando fui por primera vez a Turkana invitado por los misioneros de la MCSPA.
Ese verano marcó mi destino y descubrí mi vocación de enfermero.
Unido a otros jóvenes, “los jóvenes Lobur”, empezamos este proyecto.
Lo que empezamos unos pocos jóvenes un verano del 2009, con un presupuesto de apenas 1500€ para comprar medicinas básicas y administrarlas desde los centros materno-infantiles de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol, con el tiempo ha evolucionado hacia un proyecto de salud de referencia en esta zona remota de Turkana.
Echando la vista atrás, me emociona ver que pese a las dificultades que podéis imaginar, los Turkana siguen su camino adelante, progresan poco a poco, aunque en nuestra cultura y sentido de la eficiencia a veces nos desesperamos.
2012: GRAN DECISIÓN, SOMOS ENFERMEROS. ¡NOS VAMOS A TURKANA!
Como os contaba, ese verano del 2009 fue la semilla para tomar una gran decisión años más tarde con mi mujer Teresa, entonces mi novia.
En el 2012 decidimos pasar un año y medio en Turkana como enfermeros recién licenciados e impulsar la clínica móvil, aunque en los comienzos era una moto-móvil la que nos transportaba a los poblados, pero no tardamos mucho en recibir vuestro apoyo y nos donaron el coche para ser formalmente una Clínica móvil.
Muchos son los cambios acontecidos, como sabéis los que nos seguís a través de los boletines.
Otros jóvenes enfermeros nos han relevado, hasta que volvimos en el 2018 a vivir otro año Teresa y yo con nuestro hijo de un año, José. Mientras con el grupo de jóvenes Lobur y otros profesionales desde España hemos ayudado a que la Clínica se consolide y crezca.
2018: VOLVEMOS TERESA Y YO CON NUESTRO HIJO JOSÉ
Este año 2018, ha sido un reencuentro con Turkana y con la clínica móvil que se ha consolidado en un proyecto de salud más amplio, con nuevos retos, logros y dificultades.
Hemos vuelto desde un momento vital distinto, ya no somos esos jóvenes soñadores abriendo el camino con una vieja moto, esta vez lo hemos vivido desde una experiencia familiar, dejando nuestras seguridades en España y adaptándonos a una nueva Turkana, pues son muchos los cambios acontecidos desde nuestros comienzos en el 2012.
Cambios que quizás a ojos de los que estáis en España no son perceptibles o tampoco son apreciables por muchos Turkana que luchan cada día por su supervivencia.
A pesar de ser una asistencia a la salud en una inmensa zona donde no hay apenas nada, a pesar de todas las trabas burocráticas con el gobierno que hay que salvar y todos los peros y dificultades, creo que esta semilla que plantamos juntos en el 2012 ya da sus frutos, frutos que crecerán con nuestra perseverancia y unión, para lograr que, en uno de los lugares más olvidados del planeta, los Turkana tengan algún día la asistencia básica que cualquier ser humano necesita.
NOTICIAS DE ESTE AÑO.
Esta zona de Kenya está empezando a tener más personal y medios en sus dispensarios.
Los MOH, jefe médico de cada condado, controla un presupuesto adscrito a su zona y en gran medida lo implementan bien.
Como podéis imaginar es una mejoría y es esperanzador que se hagan presentes, pero queda mucho que hacer y Turkana sigue siendo un lugar muy aislado y de una pobreza y hambruna que no podemos ignorar.Estamos trabajando para integrarnos en el programa de salud del gobierno y que algún día nuestra labor quede en manos de los locales.
A pesar de todas las dificultades no olvidamos que lo que empezamos Teresa y yo con los años ya es un programa de salud con un equipo de dos españoles y dos kenianos y asistentes y empleados Turkana, algo que en el 2012 ni imaginábamos.
LA EMERGENCY ROOM EN LA MISION, ¡UNA MARAVILLA!
Este año por los avatares y dificultades del clima, tres meses de lluvia que hacían inaccesibles los caminos y por la acción del gobierno, hemos estado trabajando mas desde la Emergency room.
Sé que ha sido un quebradero de cabeza y sobretodo un esfuerzo económico, pero ¡qué bien se trabaja, qué cambio, qué orden y sobretodo qué nivel de atención más bueno!
En la Emergency Room, o “futuro dispensario”, no hemos parado de atender emergencias, muchas de ellas bastante graves, otras llenas de vida, pues todos los partos de la zona y ecografías suceden aquí, ¡¡¡que maravilla!!
También hay que destacar el conocido caso de Asibitar, una bebé con cáncer que ha recibido una asistencia especial, que vive gracias al nunca desmedido esfuerzo de los benefactores y de nuestro equipo, especialmente Teresa Y Josephine.
De nuevo somos la referencia en la zona igual que lo fuimos con la clínica móvil, seguimos abriendo pequeños caminos para el futuro de la salud en Turkana.
NUEVO LABORATORIO EN LA EMERGENCY
Gracias al apoyo de la universidad de Alcalá de Henares y su programa de Cooperación, hemos recibido a Cristina, especializada en microbiología y parasitología que, con Martín, también enfermero de nuestra clínica móvil en el pasado, han montado este laboratorio.
Seguimos en contacto con la Universidad para continuar con esta labor, donde para empezar en su primera estancia, Martin y Cristina han detectado un tipo de malaria que no consideraban en la zona.
¡HASTA SIEMPRE!
Ha llegado el final de nuestra estancia en Turkana y hemos pasado el testigo de nuevo por unos meses a Paula, también enfermera de la Clínica en el pasado y repetidora estos meses de transición.
Muy pronto Paula nos mandará noticias y nos presentará a Iona, médico de Tenerife que viene un año a trabajar a la Clínica y ahora también Emergency room.
Hasta aquí os puedo contar.
Seguiremos apoyando desde donde estemos este precioso proyecto que crece con nosotros y que da esperanza a aquellos que como Asibitar sobrevive a su enfermedad, proyecto que da consuelo a madres que recorren kilómetros con un hijo moribundo, da Paz a aquellos que están muriendo en nuestras manos y donde nuestra asistencia es siempre alivio para los que sufren.
Mi mujer Teresa, mi hijo José y yo ahora tomamos otro camino, volvemos a España llevando a Turkana siempre en el corazón.
Volvemos profundamente agradecidos a los Misioneros, amigos con los que hemos aprendido tantas cosas y seguiremos aprendiendo y creciendo con ese espíritu tan fuerte que entrega la vida a los demás, a nuestros compañeros-as, con quienes hemos creado una unión más allá de la profesional, a Mamen por su paciencia, a nuestra familia turkanera, los “Jóvenes Lobur”
y a vosotros queridos benefactores que lo hacéis posible.
EMILIANO HERNANDEZ URRUTIA