Posts tagged "iglesia catolica"

Navidad en el Paraíso

25 diciembre 2017 Publicado por Noticias 0 comentarios sobre “Navidad en el Paraíso”

Este mes de diciembre hemos tenido varias celebraciones en torno a la Navidad con familias del Paraíso, el barrio de la Ciudad de México donde la MCSPA está presente desde octubre del año pasado.

Comenzamos el 3 de diciembre con una taller de coronas de Adviento con los padres que participan en las charlas cada domingo. Lo organizamos con Elizabeth, voluntaria y amiga nuestra. Fue muy emotivo y significativo. Ella explicó el significado de la corona, cada familia se llevó la suya junto con unas oraciones y reflexiones para leerlas en familia cada domingo antes de encender las velas.

El 9 de diciembre, con un grupo de alumnos de la Universidad Anáhuac, organizamos una pre-posada con los niños que asisten cada sábado a las actividades, trajeron piñatas, desayuno y regalos para cada uno de ellos. Tuvimos un momento para reflexionar sobre el Nacimiento de Jesús.

 

El 10 de diciembre, junto con voluntarios y amigos que nos ayudaron a organizarlo, hicimos el cierre de los talleres para padres, fue un momento para evaluar si los temas que hemos estado hablando han servido en sus vidas y todos decían que sí, incluso varios de ellos hablaron de que ya se habían reconciliado con su familia o estaban en vías de ello, otros dijeron que están descubriendo que si es posible vivir mejor emocionalmente y sin violencia. Fue muy emotivo. Quedamos de retomar las charlas el próximo año. Terminamos con una comida.

Nos pidieron organizar para todas las familias del barrio una de las nueve posadas que tradicionalmente se celebran en estas fechas, la hicimos el 21 de diciembre, asistieron alrededor de 300 personas, empezamos rezando el rosario, después se hizo una peregrinación por algunas calles con un belén, pedimos posada en la capilla y terminamos con la fiesta!!! Rompimos 5 piñatas.

Y ayer 23 de diciembre tuvimos varias actividades, comenzamos a las 11 de la mañana con una pastorela con los niños que asisten cada sábado a las actividades, invitamos a sus padres a ver la presentación, terminamos con un villancico. Después de ahí los invitamos a la comida de Navidad que preparamos para las familias que estamos ayudando en el Paraíso. Son las familias más pobres y marginadas del barrio. El diácono de la Parroquia de San Bernardino, a la que pertenecemos, Beni, de Burundi, dirigió una reflexión acerca del nacimiento de Jesús entre nosotros y del amor entre las personas, agradeció la presencia de la MCSPA en el Paraíso. Nosotras agradecimos a todos por participar en las actividades que estamos haciendo, por confiar en nosotras y habernos recibido hace un año, que llegamos como peregrinas a este barrio a pedir posada.

Hace un año en la primera comida de navidad que hicimos en el Paraíso, vinieron alrededor de 20 personas, este año tuvimos cerca de 200!!!

Al final repartimos 80 cenas de Navidad que nos donaron a las familias que asistieron a la comida.

Los miembros de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol queremos agradecer a todas las personas que nos han apoyado durante el 2017 a llevar a cabo estas actividades, gracias a vuestro apoyo ha nacido una nueva misión para dar testimonio del amor de Dios a los más necesitados.

Festejo a “La Morenita del Tepeyac” en la Ciudad de México

14 diciembre 2017 Publicado por Noticias 0 comentarios sobre “Festejo a “La Morenita del Tepeyac” en la Ciudad de México”

El 12 de diciembre fue la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de Hispano – América, proclamada en 1910 por Pío X.

Desde el 10 de diciembre empezaron a llegar peregrinos de todo el mundo a la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México. Muchos de ellos caminando durante varios días desde diferentes partes del país para apartar con tiendas de campaña un lugar en el atrio o, con mucha suerte, dentro de la Basílica para poder cantar “Las mañanitas” la madrugada del 12 de diciembre a “La Morenita del Tepeyac”.

Este año, a pesar de que habido una media de temperatura de 2°C por las noches, llegaron alrededor de 8 millones de personas al que es el segundo templo mariano más visitado del mundo, sólo detrás de la Basílica de San Pedro.

Mons. Pedro Tapia, Vicerrector de la Basílica celebró la misa a media noche, todos podían seguirla en el atrio por los altavoces y millones de personas desde sus casas por la transmisión en vivo en todo el país. Explicó brevemente la historia de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego en el cerro del Tepeyac y pidió por México, un país donde hay mucha corrupción, violencia y desigualdad social.

Pidió a la gente que la devoción a la Virgen se transforme en obras de misericordia hacia los más necesitados, pidió por los afectados del terremoto del pasado 19 de septiembre, los enfermos, los que viven en las calles y para que los católicos podamos dar un testimonio de servicio y ayuda como lo que se vio después del terremoto, mencionó que fue impresionante ver la calle llena de gente dispuesta a ayudar en lo que fuera. Pidió porque no se enfríen las ganas de ayudar.

Día Mundial de los Niños

20 noviembre 2017 Publicado por Noticias 0 comentarios sobre “Día Mundial de los Niños”

Hoy se celebra el día mundial de los niños. En Etiopía, tanto como en la mayoría de países África, es un día muy importante ya que todavía falta mucho camino que recorrer para que los derechos de los niños sean realmente alcazados. Es importante también tener en cuenta que las niñas están en situación de desventaja en comparación con los niños. Es importante reconocer que las niñas también tienen derecho a estudiar, a formarse, a decidir lo que quieren ser en su vida y a decidir también con quien compartirla.

En Etiopía una niña es ama de casa, madre, hermana mayor, cocinera, responsable, portadora de agua y de tanta madera que solo distinguirás dos alambres que hacen de piernas trás una montaña de palos cargados a la espalda. Por ser niña lo harás descalza ya que el niño tendrá prioridad a la hora de conseguir zapatos, por ser niña un hombre te elegirá como mujer y nunca al revés. Por todas estas responsabilidades la posibilidad de ir a la escuela es casi inaccesible.

También nos enfrentamos a que para poder estudiar muchas niñas tienen que migrar a poblados más grandes y servir allí a una familia a cambio de alojamiento, esto provoca que dediquen más tiempo a servir que a poder estudiar, y a veces esta situación deriba en abusos de poder y/o sexuales, causando en niñas, por ejemplo: embarazos no deseados…

La sociedad etiope espera de ellas que sean complacientes, sumisas y cuidadoras, pero nosotras esperamos mucho más de ellas. Desde la Comunidad Misionera de San Pablo Apostol creemos en que las niñas el día de mañana darán forma al país. Un 93% de las niñas etíopes realizan la educación primaria pero más de la mitad por encima de los 15 años son analfabetas. Por espeluznantes datos como estos, construímos en 2016 una residencia pensada única y exclusivamente para que las niñas puedan continuar su formación secundaria sin tener que servir a otras familias. Desde la residencia Maite Iglesias queremos empoderar a las estudiantes, queremos que vean que son ellas el motor de la sociedad. A parte de vivienda, es un lugar de reunión, de compartir ideas, de lectura (ya que hay una biblioteca), de respeto, de trabajo, de colaboración…

Es verdad que en este país, cada vez más, las niñas empiezan a ir al colegio y las mujeres van entrando en el mercado laboral pero, cuando sales al campo, sigues viendo que prácticas como la mutilación genital femenina, o casamientos pactados no están erradicadas. Por eso nuestros esfuerzos y energías van dirigidas a pequeños pueblos para lograr que el día de mañana, nuestro trabajo deje de ser necesario, y sean ellas mismas las que se contagien a otras las ganas de cambiar el mundo con sus propias manos.

“Pocas armas son tan poderosas en el mundo como una niña con un libro en la mano” – Malala Yousafzai.

Sofía García- Ramos Fojón (Popy)
Graduada en Psicología Técnico superior en Cooperación Internacional y Acción Humanitaria.

Cómo no volver a Etiopía

20 octubre 2017 Publicado por Testimonios 0 comentarios sobre “Cómo no volver a Etiopía”

Me llamo Leire, tengo 31 años y soy de Bilbao. Trabajo como enfermera en un hospital de Bilbao y conozco la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol desde hace 4 años. Mi primera experiencia fue con un voluntariado en grupo en MukeTuri y luego tuve la oportunidad de vivir más de cerca el día a día de las misioneras, conviviendo con ellas y participando en otros proyectos.

Desde entonces, he viajado una vez al año para aportar mi granito de arena en un proyecto que me parece tan sencillo como necesario, en el que se trabaja por, para y con la gente local. Todas y cada una de las veces he recibido mucho más de lo que he dado, y me siento conquistada por esta manera de ayudar.

Sin embargo, son numerosas las trabas que se encuentran a diario aunque sea en las tareas más sencillas, y numerosas las situaciones que ponen a prueba la fortaleza de uno. A veces llegas a casa con sensación de derrota y de impotencia, te preguntas si algo está bajo tu control, si el trabajo sirve de algo…

Una noche de té y charleta mi compañera voluntaria me preguntó: “¿entonces, por qué vuelves?”. Tardé unos momentos en contestar y mi respuesta fue “¿cómo no volver?”.

No sé cuál será la motivación de otros voluntarios, la mía es colaborar con mi tiempo a mejorar una situación que me parece injusta. No quiero conocer algo que no me gusta y no hacer nada por cambiarlo, así que aunque sea difícil o no cambie la situación de Etiopía, me siento ya unida al trabajo que todas las misioneras hacen. Estando aquí vivo una especie de calma interior con cada sonrisa o cada logro y siento que soy parte de un cambio a mejor.

Quiero expresar mi más profundo respeto y admiración a todas vosotras, que habéis decidido hacer de esta lucha diaria vuestro modo de vida. Los que venimos de voluntarios abandonamos nuestra normalidad por un tiempo pero luego volvemos a nuestro hogar, con nuestra familia. Nuestra “entrega” es temporal. Pero la vuestra es una entrega total para servir a los que más lo necesitan, y a pesar de la frustración, la tristeza y todas las dificultades que se presentan en el camino, me fascina la constancia y el cariño con el que seguís adelante. Regaláis vuestro tiempo y calidez a personas y realidades que muchos ni conciben desde sus hogares acomodados. Hablando con muchas contestáis que en los momentos de flaqueza encontráis la fuerza en la Fe. Yo no soy creyente, pero doy gracias también a esa Fe que sí que mueve montañas.

Siempre tenéis otro punto de vista en el que la esperanza de algo mejor existe y habéis decidido materializarlo. Quisiera compartir algo que me hizo pensar mucho este año:

Al llegar a una zona donde recientemente un sacerdote de la diócesis local había abierto una escuela, me inundó la pena y la rabia por la ausencia de recursos con los que contaba la escuela. No había un sistema para conseguir agua limpia, ni comida para todos los días, los profesores no eran de allí y ni siquiera hablaban la misma lengua. Desolada por el caos yo me llevaba las manos a la cabeza y me preguntaba: “entonces, para qué sirve esta escuela?”  Sarai me respondió: ” Al menos Abba Petros los ha visto y gracias a esta escuela, nosotras también”.

Esta visita sirvió para conseguir la financiación de un pozo y abrir una línea de colaboración con el sacerdote para abastecer de comida la escuela. Sin ese precario comienzo, esa comunidad seguiría desconocida y aislada en esas montañas, y el mundo seguiría día tras día, ignorando el sufrimiento de esta gente.

Gracias por ESTAR para ver a esa gente, por prestarles atención y empezar de cero la lucha para mejorar muchas vidas. En definitiva, gracias por no ignorar a tantas personas que nadie ve, y hacer que los olvidados en este mundo sean unos pocos menos.

 

Cómo no volver a Etiopía

20 octubre 2017 Publicado por 0 comentarios sobre “Cómo no volver a Etiopía”

Me llamo Leire, tengo 31 años y soy de Bilbao. Trabajo como enfermera en un hospital de Bilbao y conozco la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol desde hace 4 años. Mi primera experiencia fue …

Fiesta en Kokuselei

12 octubre 2017 Publicado por Noticias 0 comentarios sobre “Fiesta en Kokuselei”

El pasado 7 de octubre, fiesta de Nuestra Señora del Rosario, toda la comunidad de Kokuselei se vistió de fiesta y recibió con entusiasmo a miembros de la MCSPA, amigos, profesores y niños de Nariokotome, Todonyang y Lobur para celebrar la bendición del nuevo preescolar Santa María.
Es difícil explicar la alegría y todo lo que significa este sueño hecho realidad para todas las que estamos en Kokuselei. Después de casi 9 años de trabajar día a día con las mujeres de la comunidad para prevenir la desnutrición infantil dando dos comidas diarias a los niños más pequeños, y de trabajar para prevenir las enfermedades infantiles más frecuentes en la zona, hemos dado un gran paso hacia la educación, hacia un futuro más digno.
Agradecemos a los benefactores que, durante todos estos años, han hecho posible el funcionamiento del Centro Materno Infantil Santa María. Y a quienes, recientemente, han apoyado con la construcción de la infraestructura que ya acoge los sueños de más de 120 niños.
Esperamos que la educación preescolar sea un sólido cimiento que contribuya a la educación primaria, que recientemente ha comenzado también a consolidarse en Kokuselei. Las familias, niños y nosotras agradecemos a todos su apoyo y oración.
Diana Trompetero MCSPA

Mi experiencia en Andode, Etiopía

30 agosto 2017 Publicado por Testimonios 0 comentarios sobre “Mi experiencia en Andode, Etiopía”

Etiopía. Sentada en la parte trasera del Land Cruiser conducido por Tariku y en compañía de Adriana y más visitantes como yo. En algún momento del trayecto de vuelta a la misión desde una aldea que habíamos visitado, palabras comenzaron a surgir en mi cabeza. No sabría describir muy bien su proveniencia aunque una parte de mí estaba segura de que, de alguna forma, era el cam  ino de tierra que dejaba atrás la makina (coche en amárico) el que iba proyectando en mí todas aquellas sensaciones y sentimientos.

Era el camino de tierra; eran los niños, dueños de una enorme sonrisa, saludando a quienes viajábamos en el vehículo; era el verde de las montañas y de los valles, ese verde que espero volver a ver; la madera de las cabañas; el barro de las casas; los pies descalzos de la gente; las garrafas a cuesta.

Todo ello, cada detalle, me hizo rebobinar y ser consciente de todo lo que había aprendido. Si pienso en lo que yo misma decía antes de coger ese avión me doy cuenta de la certeza de mis palabras: “No sé cuánto aportaré a Andode cuando acabe mi experiencia allí, lo que sí sé es que aprenderé yo mucho más de su gente que lo que yo pueda enseñarles a ellos”.

Como decía, palabras llenas de significado brotaban en mi mente. Esclavitud era una de ellas. Esclavos son los etíopes  de su pobreza. Esclavos también de las lluvias que a las cinco de la tarde amenazan con destruir sus casas de barro y madera.

¿Y nosotros, los europeos, chinos o australianos? En fin, los forenyis como ellos nos llaman. También esclavos, aunque de diferente manera. Esclavos de nuestro tiempo, ¡Qué digo nuestro! Como bien nos dimos cuenta y como, con muy acertadas palabras, describe Kapuscinski en las primeras páginas del libro Ébano, al contrario que los africanos, nosotros somos dominados por el tiempo, vivimos a su merced. Con todo establecido, los minutos corren aunque nosotros no podamos seguirles, no nos esperan. Sin embargo, aquí gozan de libertad con respecto al señor tiempo. Pueden permanecer sentados en algún banco, aun con cosas que hacer, porque a ellos el tiempo no les abandona.

Esclavos somos los forenyis del individualismo que nos ciega. Aquí todo se comparte, al contrario que de donde yo vengo. En España, Francia o Bélgica, pongamos como ejemplo, la tendencia que existe hoy en día es a crecer, a aspirar a más, a convertirse en un “yo” más grande y con un futuro provechoso. En un “yo” y no un “nosotros”. Incluso aunque hagamos un bien por otro, en muchas ocasiones importará que “una persona hizo esto por alguien” por encima del bien recibido por ese alguien. Es triste y paradójico a la vez que este individualismo haya contribuido a desarrollar sociedades enteras.

Y de plantearme nuestro individualismo obtengo un nuevo término del mismo camino de tierra que kilómetros atrás me hizo comenzar a meditar: la generosidad. De eso abunda, como los mangos, los mus (plátanos) o los avocados, rebosa la generosidad. Una invitación como agradecimiento por parte de la mamá de Aster, a quien cuidábamos; ver a Teru aprender a decir “Que Dios te bendiga” en español; que una niña de doce años divida en dos un absurdo pedazo de pan que tú le diste, para compartirlo contigo. Estos y muchos otros son ejemplos de la grandeza y bondad que puebla Etiopía y sus aldeas. De ellas aprendo que no es necesario poseer para dar.

 

También pensé en la fe. Pienso en las cruces que las ortodoxas se tatúan en la cara, en sus propias casas, como muestra de su fe; fe, que nuestra sociedad “avanzada” pierde conforme “progresa”. Me planteo lo fuerte que ha de ser para paliar de alguna forma el sufrimiento de ver enfermar a tu hijo de cuatro años, sabiendo que con una alimentación correcta estaría corriendo con los demás niños. También pienso en el conformismo y en la resignación de pensar que las cosas son así porque así han de suceder. ¿Hasta qué punto es bueno o malo este conformismo en una sociedad en la que resulta tremendamente complicado aspirar a ser algo más?

Otra palabra: calor. El sol etíope calienta, aunque no tanto como imaginaba. Y más a unos que a otros. A los habitantes de los poblados, por ejemplo, estoy segura de que es difícil, pues su piel, dura y áspera a causa del trabajo, ha hecho una coraza y mantiene su cuerpo y mente fríos. Frío, para que en una familia con mellizos sean capaces de decidir cuál de los dos es el más fuerte y, en consecuencia, alimentarle más, sabiendo que con su elección, el otro tendrá aún menos oportunidades de sobrevivir. Algunos podrán pensar que esto no es sino crueldad. Yo, sin embargo, creo que es tan grande la coraza que ya ni los rayos del sol africano consiguen calentarles.

En la vuelta a casa desde Angar, montañas y más montañas verdes. Y cómo no, ese color me hace acordarme de mi madre, pues le encanta. Y así, mi mente vaga hasta mi padre y mi hermana, en definitiva, mi familia, palabra que implica unión y amor. Si lo trasladaba aquí, el concepto de familia se tornaba muy poderoso. Estoy segura de que Rosa, una de las misioneras, ha encontrado aquí a su segunda familia.

Sus lazos han de ser fuertes para mantener una misión grande. Estos lazos se demuestran en la confianza puesta en sus trabajadores, en la preocupación por los niños de Andode, en las palabras dedicadas a personas que se hicieron un hueco en esta gran familia y que ya no se encuentran con ellas. Estos lazos implican unión.

Como decía, una familia es unión y amor. En el caso de las misioneras, entre su gente y a Dios. El amor, en toda familia, ha de ponerse en práctica, no basta con decir un te quiero o dar un beso. Aquí, el amor a Dios se pone en práctica, se demuestra manteniendo centros de salud abiertos, cuidando de niños que no tenían un futuro digno, haciendo de la misión un hogar lejos de sus casas.

Raquel Niddan Sánchez

Junio 2017

Mi experiencia en Andode, Etiopía

30 agosto 2017 Publicado por 0 comentarios sobre “Mi experiencia en Andode, Etiopía”

Etiopía. Sentada en la parte trasera del Land Cruiser conducido por Tariku y en compañía de Adriana y más visitantes como yo. En algún momento del trayecto de vuelta a la misión desde una aldea …

Los mejores momentos de mi vida

22 agosto 2017 Publicado por Testimonios 0 comentarios sobre “Los mejores momentos de mi vida”

Durante seis meses estuve viviendo en la Misión de Benga (Malawi) con miembros de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol, donde pasé algunos de los mejores momentos de mi vida.

Me di cuenta de que ir a África, a un país tan pobre como Malawi, me cambió, probablemente mucho más de lo que yo pude cambiar la vida de la gente que vive en Benga.

Los miembros de la MCSPA me enseñaron que ayudar y servir a las personas necesitadas podía abrir mi corazón, empatizando con sus necesidades y problemas diarios, e incluso cambiando mis propias creencias y vida espiritual. Y al volver a Alemania, seguí sintiendo esa conexión especial con las personas de Benga.

Además, desde la vuelta a mi país, he sentido una mayor conexión con las personas de Alemania, porque realmente he aprendido que, a pesar de que todos tenemos nuestro propios problemas en el día a día, al final deseamos lo mismo: formar parte de una comunidad y sentirnos aceptados y queridos por los demás.

Me siento muy afortunado y agradecido por haber podido vivir esta experiencia, que también ha sido una lección de vida.

Valentino Amian

 

Los mejores momentos de mi vida

22 agosto 2017 Publicado por 0 comentarios sobre “Los mejores momentos de mi vida”

Durante seis meses estuve viviendo en la Misión de Benga (Malawi) con miembros de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol, donde pasé algunos de los mejores momentos de mi vida. Me di cuenta de …

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