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47 Aniversario de la Ordenación Sacerdotal del P. Francisco Andreo (Paco)

7 marzo 2023 Publicado por MCSPA, Testimonios 0 comentarios sobre “47 Aniversario de la Ordenación Sacerdotal del P. Francisco Andreo (Paco)”

Hoy, hace 47 años fue ordenado de sacerdote el P. Francisco Andreo (Paco) fundador de la MCSPA. Para celebrarlo, queremos compartir con vosotros unas palabras que Cecilia Puig escribió para la misa celebrada en Madrid, el pasado 15 de febrero, con ocasión del 10º aniversario de la muerte de Paco.

“Aunque en Madrid siempre celebráis la misa del mes hoy es un día especial porque nos hemos reunido aquí para celebrar el 10º aniversario de la ida de Paco a la Casa del Padre.
Es un buen día para recordarle y darnos cuenta del impacto de su vida en la nuestra y en la de mucha gente alrededor del mundo. Parece mentira como un hombre que nació en Totana, Murcia en el año 1941, en plena postguerra civil española, ha dejado su huella en personas tan diversas y alejadas unas de otras, empezando en España, luego en Kenia y Etiopía (su tierra de misión y su casa) y también en Colombia, Bolivia, México y especialmente en Asia (Singapur, Malasia, Indonesia, la India….) En todos estos lugares hay personas que le llevan en el corazón y cuya vida de fe lleva el sello “paquiano”.


Paco nació el 6 de julio de 1941 como hemos dicho en una familia humilde de campesinos, tenían casa y tierras, pero todo lo perdieron por la sequía y la enfermedad del padre que se llamaba José. Conocieron el hambre, el hambre de verdad y tuvieron que emigrar a la Barcelona industrial en busca de trabajo.
La familia no era muy creyente o digamos no muy de iglesia, pero por algún motivo el párroco se había fijado con Paco cuando era niño y quería ayudarle a estudiar, pero eso no pudo ser. Se fueron a Barcelona y se puso a trabajar de tejedor para ayudar a la familia. Pero Paco en su interior tenía una inquietud que no le dejaba tranquilo.
Fue durante el servicio militar cuando conoce a la Hijas de la Caridad y en especial a Sor Genoveva Massip que marcó su vida con su ejemplo de caridad para con los más pobres. Paco sólo tenía estudios de primaria y ya era mayor cuando Sor Genoveva le dice que “no hay mayor vocación que la de ser sacerdote”. Pero Paco no lo veía posible, no sabía cómo.
No nos podemos alargar con muchos detalles, pero la cuestión es que con la ayuda de ella y del P. Vicente Paco llega a la Casa de Santiago, institución fundada por el P. Alfredo Rubio para vocaciones tardías. Y así en la Casa, a través de muchas vicisitudes llega a ser sacerdote.


Durante su formación pasa un tiempo en Camerún y a partir de ahí África queda marcada en él para siempre, será su tierra de misión, su sueño, su plan.
La formación que Paco había recibido de Alfredo en la Casa de Santiago no era igual que la que normalmente se daba en los seminarios donde empezaban de niños en el seminario menor, etc. Eran un grupo pequeño, de hombres ya profesionales, como el propio P. Alfredo que era médico y era él mismo una vocación tardía. Otros compañeros de Paco eran también médicos o arquitectos, vocaciones que el P. Alfredo había promovido como capellán de la universidad de Barcelona. Era una formación personalizada, de uno en uno, cada uno según su condición y necesidades pues no eran niños sino adultos y con puntos de partida distintos.
Pues aquí tenemos los dos personajes que más influyeron en Paco: el P. Alfredo Rubio, su pastor, su maestro, su mentor, que le acompañó siempre hasta su muerte, y la Madre Genoveva Massip que le quería como a un hijo y que se mantenían en comunicación por carta desde donde Paco estuviera.
Dios actúa de una forma increíble en la vida de las personas, así es como le transmitió a Paco ese don que le quería dar, ese nuevo carisma en la Iglesia, esa misión especial que él tenía que cumplir.


Paco es enviado a su primera parroquia, Santa María de Badalona, siendo todavía diácono y es donde será ordenado sacerdote. Allí es donde yo le conocí, cuando todavía estudiaba enfermería. Le encargaron que reavivara la última misa del domingo por la mañana y esa misa se llenó de jóvenes. Y allí estaba yo, ante un sacerdote distinto, que hablaba del Evangelio en vivo, que nos implicó a todos: en la preparación de la misa, de la liturgia, de los cantos y sobre todo nos abrió lo ojos a la pobreza, la que podíamos tocar no muy lejos de nuestras casas y a la que debíamos dar una respuesta real y práctica, con hechos, no sólo con palabras.
De entre tantos que le escuchaban Paco nos fue llamando a cada uno de los primeros, nos invitaba a vivir en serio el Evangelio, a imitar la Jesús y sus discípulos y a las mujeres que le seguían y ayudaban con sus bienes. Y eso procurábamos hacer, poco a poco, paso a paso. A algunas nos envió a ayudar a Sor Genoveva en su casa de acogida a la gente de la calle en la Barceloneta. Con ella fuimos también a visitar presos a la cárcel Modelo en Barcelona. Íbamos poco a poco descubriendo este mundo de la pobreza y el abandono y queríamos hacer algo. Luego a Paco lo trasladaron a otras parroquias, de la de San Nicasio de Gavá surgió también una parte de los primeros que luego juntos formaríamos una comunidad entorno a Paco.

¿Qué veíamos en Paco? Un sacerdote completamente motivado a promover vocaciones. En cualquier lugar, en cualquier momento, para él era el lugar adecuado para invitar a gente, para hablarles de la vocación, para llamarles a dejarlo todo y seguir a Jesucristo haciendo un cambio de vida radical. Sus puertas siempre estaban abiertas a cualquier persona que mostrara inquietud vocacional. Vinieron muchos y también muchos se fueron, pero nunca dejó de llamar, hasta el final de su vida. Siempre lleno de esperanza e ilusión en cada uno de los que se iban acercando.
Y dedicaba la mayor parte de su tiempo a nuestra formación. Con él aprendimos a leer el Evangelio, a interiorizarlo, a meditarlo, a aplicarlo a la vida de cada día, a enamorarnos de Jesús, a entender y amar a la Iglesia como él lo hacía, siempre fiel a sus obispos donde fuera que estuviese.
Y también veíamos a un hombre terriblemente sensible a la pobreza, a las necesidades de los demás, no podía dejarlo y no hacer nada, había que dar una respuesta. Y esto es lo que pudimos hacer en África, su lugar de misión y el nuestro.


También veíamos un hombre de oración, desde que le conocimos Paco pasaba varias horas al día en soledad y silencio, en cartuja decimos, y nos insistía en la importancia de que todos hiciéramos igual. Decía que para no dar palos de ciego hacían falta más horas de oración que de acción, decía que todo había que consultarlo en la cartuja antes de tomar decisiones, que una actividad acelerada por ayudar a los demás no podía dar buenos frutos sin dedicar tiempo a la cartuja. Teníamos que ser contemplativos en la acción.
Él decía que no hacía más que lo que le habían enseñado, que seguía los pasos de sus predecesores, se sentía discípulo más que maestro de lo que decía sentirse indigno, pero los que le hemos conocido durante tantos años sabemos que además de lo recibido él puso todo lo que él era, se dio todo completamente, sin guardarse nada para él. No tenía nada, no tenía posesiones, apenas ropa en su armario, todo lo daba.
En 1983 fueron las primeras mujeres a Kenia, luego yo fui en 1984. Íbamos de prueba, siempre con el billete de vuelta por si queríamos volver. Pero no volvimos. Encontramos un campo tan grande en el que poder trabajar a fondo que nos quedamos hasta hoy.
Podría alargarme muchísimo y no debo. La cuestión es que Paco cumplió su misión y nos la pasó a nosotros, la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol y María Madre de la Iglesia, la institución de la Iglesia Católica que el fundó (sin querer como él decía).
No le faltaron persecuciones y problemas de todas clases, pero eso ya se sabe, está escrito en el Evangelio: “recibirás el ciento por uno con persecuciones, y después la vida eterna…”


Definitivamente marcó la vida de los que formamos la gran familia de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol, bueno, más que marcarla nos dio Vida en mayúsculas, una vida arraigada en Dios para llevar a los seres humanos a una vida digna y plena.


Paco se fue tranquilo un viernes 15 de febrero de 2013 a las 3 de la tarde. Nos dejó un enorme vacío, nos quedamos un poco desconcertados mirando al cielo. Pero pronto nos dimos cuenta de que su espíritu sigue con nosotros, que no nos ha dejado, que su mano fuerte nos sigue sujetando en las dificultades, que nos sigue queriendo y velando por nosotros, y que allá, en la Vida Eterna nos espera para celebrar la gran fiesta de la amistad esa a la que él nos invitó a empezar a vivir aquí en la tierra.
Un abrazo.”

Cecilia Puig MCSPA.

 

Dircurso del Padre Steven Ochieng en el 10º Aniversario de la Muerte del Padre Francisco Andreo (Paco)

25 febrero 2023 Publicado por MCSPA, Sin categorizar 0 comentarios sobre “Dircurso del Padre Steven Ochieng en el 10º Aniversario de la Muerte del Padre Francisco Andreo (Paco)”

Han pasado diez años desde que Paco nos dejó y ya hemos visto que sus recuerdos y su vida siguen impresos en nosotros. ¡Eso significa que verdaderamente vive para siempre! Hablar de Paco no es fácil, ya que influenció y cambió la vida de tantas personas; como decía ayer Fernando: ¡hay muchísimas versiones del hombre! Estas versiones de Paco también cambiaron con el paso de los años, y nadie puede hacer justicia a su persona, ya que todos lo experimentamos con diferentes matices. Por eso, permitidme dar mi versión, mi comprensión y mi experiencia de haber vivido con Paco durante 20 años, destacando algunos aspectos:

Fue en 1993, cuando Paco me encontró en las calles de Nairobi, cerca de Jamuhuri Estate, yo tenía sólo 20 años. Este encuentro inició una relación que cambiaría mi vida; es un viaje que se ha repetido en esta casa. Tuvo que ver con huevos de la casa de Othaya, y me conduciría a visitar Turkana ese mismo año. Fue entonces cuando me sentí atraído por esta comunidad misionera; luego siguió una llamada a dejarlo todo y seguir a Cristo.

En estos años, experimenté 4 tipos de amor en él; de los que nos hemos contagiado.

Amor tierno
Fue el tierno amor de Paco el que me reveló el amor de Cristo de primera mano. Fue su ternura la que marcó mi alma y me cambió. No fue sólo amor por mí, sino principalmente por los pobres, los ancianos y los oprimidos. No veía a las personas como árboles (como en la historia de Marcos 8:22-26) o como un paisaje; las personas veía como eran: personas.

En muchos sentidos fue como el hombre samaritano en la historia del buen samaritano: cuidó y reparó las heridas de aquellos con quienes se encontraba y que estaban rotos. Muchas veces, también fue el padre en la historia del hijo pródigo: nos recibió con los brazos abiertos cuando habíamos derrochado amor. ¡Cuántas veces me pasó eso!

Amaba a todos y se fijaba en todos, ya fueras el conductor de la excavadora o el camarero, Paco te atendía. Él hizo eso conmigo y por eso estoy aquí; él vio en mí lo que yo no veía en mí mismo, y siendo de diferentes culturas y razas, yo era para él su oveja como lo eran los demás. Trató a las personas como Cristo nos trató a nosotros, desinteresadamente.

Amor duro
Paco combinó y unió el amor tierno con el amor duro. Era duro, sin duda, ya que insistía en la verdad y la honestidad de nuestra parte. No aceptaba la mediocridad. Esto nos hizo ser conscientes de nuestras debilidades. No lo endulzó, lo dijo tal como era; llamó a las cosas por su nombre, de esta manera no nos permitió que hicieramos naufragar nuestras vidas, ya que para él decir la verdad era más importante que mantener la paz. Por mantenimiento de la paz me refiero a ser políticamente correcto. Su amor duro le hizo destacar y esto, para quienes estuvimos con él, nos ayudó a sacar la mejor versión de nosotros mismos.

Amor sacrificado
En esta fusión de amor tierno y duro, Paco también nos mostró el amor sacrificado de muchas maneras. Siempre nos puso primero antes que a sí mismo. Recuerdo una vez que estábamos visitando al Nuncio en España y Paco inmediatamente mencionó que no teníamos buena reputación, pero el Nuncio se apresuró a responder que no necesitamos una buena reputación aquí en la tierra sino en el cielo. No le importaba sacrificar su reputación por lo que era correcto. Paco dedicó su vida a nosotros para que pudiéramos vivir, dedicó sus energías para que el mundo se convirtiera en un jardín. Hasta su último aliento estuvo por ahí trabajando, haciendo estiércol y gaviones, aun cuando estaba muy enfermo. No buscó gratificación propia, sino construir una comunidad en Cristo, una comunidad que fuera para hacer el bien, como en las palabras del evangelista Marcos (Marcos 8:34-35), “el que quiera ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el evangelio, la salvará”. Este amor sacrificado no era sólo un sentimiento sino una acción. Y es por eso que los miembros de la MCSPA estamos listos para salir a las misiones más desafiantes, a lugares donde pocos decidirían aventurarse, ya que este amor sacrificado nos lo ha infundido Paco. Así como Paco encontró su fuerza en el Señor, nosotros también.

Amor radical
Por último, Paco combinó el amor tierno, el amor duro y el amor sacrificado con el amor radical. En la tempestad de los problemas, no se defendía. Prefería poner la otra mejilla que pelear. ¡Incluso cuando sufrimos división, él estaba dispuesto a darlo todo! Para Paco, no había un hacer lo mínimo por cumplir, era todo o nada. Las presas tenía que ser más grandes. Si teníamos que apoyar a alguien, nunca fue a medias, ¡debíamos ir hasta el final! Como en Mateo 22:37-40, Paco amó con todo su corazón, alma y mente, y estas lecciones las hemos aprendido bien, vamos más allá del llamado del deber. Al vivir este amor radical, tratamos de romper el círculo vicioso del hambre, la guerra y la sequía y no permanecer indiferentes en medio del sufrimiento de las personas.

Paco fue duro con nosotros, para que pudiéramos vivir y ser un signo de ese amor en el mundo, en los lugares donde trabajamos. Han pasado diez años desde que nos dejaste, nos mostraste que ésta es la mejor manera de imitar a Cristo; como está escrito en tu lápida, “ser un buen pastor que da la vida por sus ovejas”. Tú también fuiste el buen pastor que diste la vida por tus ovejas. ¡Sigue cuidándonos, sigue descansando en paz!

Padre Steven Ochieng MCSPA

10º Aniversario de la Muerte del Padre Francisco Andreo (Paco) Fundador de la MCSPA

21 febrero 2023 Publicado por Noticias 0 comentarios sobre “10º Aniversario de la Muerte del Padre Francisco Andreo (Paco) Fundador de la MCSPA”

La MCSPA ha celebrado el 15 de febrero el 10º aniversario de la muerte de su fundador, el P. Francisco Andreo (Paco).

Murió en la misión de Nariokotome después de una larga enfermedad a la edad de 71 años. Su legado permanece en la comunidad, que está presente en 4 países africanos: Malawi, Sudán del Sur, Etiopía y Kenia, además de Colombia, México, Filipinas y Alemania.

El Padre Paco, tocó la vida de muchos e invitó a muchos a dejarlo todo atrás y a seguir a Cristo y ser compasivos como él. El carisma de Paco y la MCSPA se forjó después de muchos años trabajando en Turkana, alimentando a los hambrientos, dando agua a los sedientos y curando a los enfermos.

El aniversario contó con la asistencia de una multitud de personas de muchas partes, y la misa fue presidida por el Rvmo. Rev. Dominic Kimengich, ex obispo de Lodwar y ahora obispo de Eldoret.

Seguimos orando por el descanso eterno de Paco mientras pedimos su intercesión para seguir siendo fieles al carisma de la MCSPA.

CONCEDELE SEÑOR DESCANSO ETERNO.

Padre Ángel Valdivia MCSPA

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