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Monthly Archives: abril, 2017

Desde el punto de vista médico

29 abril 2017 Posted by Testimonios 0 thoughts on “Desde el punto de vista médico”

Aterrizas en Madrid, bajas del avión y enfilas los pasillos y vestíbulos del aeropuerto. En seguida nos damos cuenta de que ya hemos abandonado la realidad de hace un par de días para volver a “nuestro” mundo. De vuelta en Madrid, sólo nos quedan palabras de agradecimiento y gratitud para expresar lo vivido durante el pasado mes de agosto en Andode.

Al llegar a Etiopía te ves envuelto en un ritmo de vida algo frenético en el que todo el mundo parece que vela sólo por sus propios intereses. El tráfico es caótico y las aceras (cuando las hay), están plagadas de contrasentidos que te hacen creer que estás en distintos países a la vez, vives situaciones completamente opuestas a cada paso que das: niños pidiendo limosna, estudiantes o trabajadores bien vestidos rumbo al trabajo, limpia botas y alguna persona tumbada que a veces crees que ya está descansando eternamente.

Cuando abandonamos la gran ciudad y llegamos a la misión nos sentimos desde el primer momento como en casa, integrados y arropados por misioneras, trabajadores, niños y el resto de voluntarios españoles que estaban en ese momento.

Hemos aprendido un montón, hemos descubierto un montón de rincones nuevos y hemos disfrutado de un mogollón de sonrisas que te dan la vida. Antes de salir de España ya sabíamos que íbamos a colaborar en todo tipo de proyectos, que iba a ser una experiencia muy enriquecedora como estudiante de medicina y fotógrafo que somos, pero cualquier expectativa se ha quedado corta.

Desde el punto de vista médico hemos visto enfermedades desconocidas hasta el momento para nosotros y que probablemente no vayamos a volver a ver en España (lamentablemente el mundo está mal repartido y mientras que en algunos sitios la problemática es la desnutrición, aquí es la obesidad). Hemos tratado con personas en su estado más vulnerable, las cuales a pesar de no poder ayudarlas siempre han respondido con la mejor de sus sonrisas.

Explicar en un texto todas las emociones que hemos sentido en estos días es casi imposible. Cocinar lentejas para dar de comer a Salomón y ver la felicidad con que se las come, el estar un ratito con Daniel ayudándole a que aprenda a andar y estimulándole, ayudar a pintar la guardería para que los niños empiecen el curso en unas aulas llenas de color, colaborar con los trabajadores en la creación de un huerto, de los canales, son hechos que parecen nimios. Pero cuando tienen como resultado que Salomón gane kilos, que Daniel mejore y que contribuyas a su felicidad, os aseguro que sólo por una de estas pequeñas cosas merece la pena haber tomado la decisión de realizar el voluntariado en Andode.

El hecho tan pequeñito de pasar una tarde jugando con las niñas a la comba, verlas reír, cantar, bailar, te hace olvidar un poco los problemas que podemos tener todos en nuestras vidas y pensar que si ellas con tan poco son felices ¿por qué nosotros no tenemos derecho a serlo con mucho más? En Andode hemos aprendido a relativizar todo mucho más y a partir de ahora será complicado encontrar una buena razón para poder quejarnos sin sentir que no debemos hacerlo.

Nos dejamos muchas cosas que no sabemos cómo expresar, pero tenemos claro que volvemos con más de lo que nos fuimos. Habremos aportado un granito de arena muy pequeño, pero sólo con una de las cientos de sonrisas que hemos recibido ya compensa. Un trocito de Andode estará ya siempre en nuestros corazones.

Andode – Valle de Angar Guten (1 -25 de agosto de 2016)

Elisa Casado y Francisco Marián.

 

Pozos Para la Paz y el Desarrollo en Etiopía

27 abril 2017 Posted by Noticias 0 thoughts on “Pozos Para la Paz y el Desarrollo en Etiopía”

En la región de Wuchale Woreda en el altiplano etíope hemos perforado dos pozos en los poblados de Arkiso y Jebene.

En estos dos poblados, las misioneras de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol hemos realizado cursos de agricultura para huertos familiares y la excavación de pozos manuales para regadío; pero la escasez de agua para la población es una necesidad acuciante.

A 42 y 57 metros de profundidad respectivamente, la máquina perforadora pudo obtener un resultado aceptable: 1 litro por segundo y 2, 5 litros por segundo!! Suficiente para beber, lavar, y, en el futuro instalar un riego por goteo …

Lunes 22 de abril los habitantes de Jebene organizaron la inauguración de su pozo. Hombres, mujeres y niños han querido agradecer y celebrar que, finalmente, hay agua para todos!!

Desde temprano empezaron los preparativos de la comida. Los ancianos bendijeron la celebración agradeciendo a los miembros de la MCSPA su presencia en la zona y haber hecho posible que ahora el poblado tenga agua.

“hasta ahora hemos bebido aguas encharcadas , del mismo lugar de donde beben los animales, ahora nuestros hijos podrán beber y lavarse con agua limpia; que Dios proteja y de una larga vida a los misioneros que vienen de lejos y quieren compartir su vida con nosotros” Decían los ancianos.

Después de la tradicional ceremonia del café las misioneras dijimos unas palabras:

“ Hoy celebramos que todos somos iguales a los ojos de Dios. Soñemos con futuro mejor para todos, donde los niños puedan comer y crecer sanos; en unos años esta zona puede estar llena de huertos y producir verduras suficientes para comer y vender; pero para eso tenemos que trabajar duro.”

Muchos hombres y mujeres aplaudieron, parecían orgullosos de poder de luchar por su futuro con su trabajo.

Para acabar los discursos los ancianos rezaron por la paz, tan necesaria para el desarrollo de un pueblo, y que dijeron que la bondad empieza en el corazón.

Lourdes Larruy,

Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol

Proyecto Nyangatom – Etiopía

19 abril 2017 Posted by Testimonios 0 thoughts on “Proyecto Nyangatom – Etiopía”

Me gustaría poder contarles al detalle, el cómo surgió esta locura de amor, a la que nosotros empezamos a llamar “Proyecto Nyangatóm” sin saber que era así como lo llamaban los misioneros de la comunidad de San Pablo Apóstol (MCSPA), pero me temo que me extendería demasiado. Lo que sí que les puedo contar es como la Divina Providencia intercedió tres veces durante nuestro discernimiento vocacional misionero.

La Primera vez fue cuando me puse en contacto con el padre David Escrich a través de un largo correo, explicándole las inquietudes que me llevaban a tomar dicha decisión, y muchas otras cosas que hoy por hoy creo que se las dije únicamente para tratar de convencerle de que me aceptara. Temiendo que me rechazara como se hace en las entrevistas de trabajo, encomendé mi futuro misionero en el santuario de Serrano, Madrid. Su respuesta fue una mezcla entre entrevista de trabajo y respuesta divina: Ya te llamaré, en una semana estoy en España… Ahí es donde vimos el primer regalo de la Divina Providencia, víspera de la peregrinación al que fue el hogar de San Francisco Javier, patrón de las misiones, y también conocida como “La Javierada”.

La segunda vez en la que vimos la mano de la Divina Providencia fue una semana después de la contestación por parte del padre David. Yo ya había perdido toda esperanza en volver a saber de él, por lo que en una misa a la que asistí antes de entrar a trabajar, volví a encomendar esa vocación, y me tome la liberta de pedir a Cristo (Pedir y se os dará. Mateo 7:7) que me mandase a la misión que me mandase, ésta fuese una misión que estuviese empezando de cero. Al salir de misa recibí una llamada ¡del padre David! Me citó esa misma tarde en la parroquia de San Bernardo. Durante la conversación que mantuvimos en la cita me dijo que yo no iba a ir a Kenya, si no que a Etiopía… ¡a una misión que estaban fundando y estaban empezando a montarla! increíble, no habían pasado ni 24 horas y ya estaba recibiendo de la Providencia Divina un nuevo regalo. Se lo conté al padre David y se quedo alucinado… como para no.

El billete me lo saqué al día siguiente de mi cita con el padre David, del 18 de agosto al 18 de enero, ambos días de Alianza para agradecerle el favor a la madrecita. Fue después de un mes de esto cuando volví a quedar con el misionero, perdón, MISIONERO. Le invite al sótano de la JM de la casa de los padres en la calle Serrano, ya que estaba buscando la forma de involucrar al movimiento de alguna manera con este proyecto. A la reunión acudieron el padre Juan Barbudo, Álvaro Aymerych “Aymero” y Pablo Martino. Nos estuvo explicando los objetivos y la situación en la que se encontraba en ese momento la misión y al finalizar nos fuimos a consagrarnos al santuario. Ahí volví a ejercer mi “derecho” de pedir para que durante la misión me ayudasen de alguna forma a mantener viva la llama de mi santuario corazón. A los cinco minutos de irse el padre, Aymero y Martino vinieron secundados por el padre Juan para decirme: “Guille no te puedes ir sólo, así que vamos contigo”. Desfase ¿no? ¡Ésta vez la Mater no dejó que pasasen ni cinco minutos para responder a mis súplicas! Entre los tres convencimos al padre Juan a hacernos una visita.

Nuestro lema fue y sigue siendo en nuestras vidas diarias. MISSUS SUM. SOMOS ENVIADOS.

La misión bajo el manto de María:

El primer mes en Kenya lo pasamos, Pablo y yo, viviendo en la casa de los hermanos de la caridad, en el barrio de Pangani, situado junto al Slum de Mandare. Fue el mes más duro de los cinco que vivimos en África, ya que nos dedicábamos a atender a los llamados “niños de la cola”. Estos niños no eran otros que aquellos que vivían una situación de deshumanización total, debido a que su único hogar era y es la calle. Niños de doce o más años que buscaban aislarse de su pobre vida drogándose con pegamento. Los Hermanos de la Caridad rezaban todos los días con ellos y les daban de comer día y noche, y esos momentos eran los únicos donde estos niños no se sentían miserables, y era, sencillamente, porque recibían amor. Pablo y yo llegamos a la conclusión de que era como si cuidásemos del propio Jesucristo.

Llegamos a la tribu de los Nyangatóm un 18 de septiembre, con Aymero ya incorporado. Nos gusta pensar que San Francisco Javier tuvo, al llegar al Japón o a las Indias, la misma impresión que tuvimos nosotros al llegar a Kakuta, nuestro poblado. Vimos a gente que vivía en pequeñas aldeas cercadas con palos, pastores de cabras, en su mayoría ancianos, vestidos únicamente con mantas y armados con un látigo y un ekicholón (silla típica de madera en la zona), que nos saludaban con una felicidad plena. Poco después nos demostraron que eran felices con tan solo la manta, el látigo, el ekicholón y sus cabras. No necesitaban nada más. He de decir que el lugar donde nos encontrábamos era una zona muy árida, donde las termitas oteaban la enorme llanura desde lo alto de sus largas chimeneas. La única vegetación eran unos arbustos que tenían en sus ramas unos pinchos de más de cinco centímetros, a los cuales, solo las cabras se atrevían a arrimarse para poder pastar lo único que hay se podía. Las mujeres eran las más duras que hemos conocido, de anchos hombros y cuello fuerte, y así debían ser para poder cargar sobre su cabeza los pesados “yerricans” de veinte litros. Los niños eran, como siempre, los mejores. A veces, se les veía pasear junto con sus padres, y las cabras, agarrados de la mano, otras correr descalzos por la polvareda llena de pinchos y casi siempre tal y como Cristo los trajo al mundo.

Nos extrañaba mucho el no ver a jóvenes, y el padre David nos contó que a los quince años, se iban a las montañas con el ganado vacuno donde había más pastos, y que volvían en época de lluvia. Los pocos que había iban siempre armados con su AK-47 por si el enemigo decidía atacar.

Nuestra integración en la tribu fue una maravilla y de una rapidez extrema. En menos de un mes nos podíamos comunicar con los autóctonos en su idioma, gracias a que estos eran las personas más amigables y que más gesticulaban que nos habíamos cruzado. Cuándo necesitaban algo venían a nosotros e intentábamos hacer lo que en nuestras manos estuviese posible. Muchas veces el problema nos sobrepasó, como es el caso de un hombre de 30 años, que vino, desde Sudán del Sur y con un dolor fortísimo en el estómago, a buscar nuestra ayuda. Cuando tratamos de llevarlo a Kangatem, la ciudad más cercana que se encontraba a dos horas de distancia (si no nos quedábamos atascados en el barro), el camión no arrancaba, y tardamos dos días en arreglarlo. Mientras lo trasladábamos de urgencia junto a su mujer y a su hijo recién nacido intuimos que al pobre hombre no le quedaba mucho tiempo. Tardamos cinco horas en llegar a la ciudad y en dejarlo en el dispensario. A la hora, efectivamente, nos comunicaron que había fallecido y que nos los teníamos que llevar, ya que ellos, al ser el fallecido procedente de Sudán, no se hacían cargo del muerto. A la vuelta tardamos 6 horas, y al llegar a la aldea donde lo atendimos por primera vez nos dijeron que había que enterrarle en su lugar de nacimiento, por lo que acabamos a la una y media de la noche cavando una fosa donde enterrarlo católicamente. Se llamaba LOWI, y a parte de él, también murieron una niña de trece años de pulmonía y un hombre de cuarenta y algo de hambre.

Había noches en que incesable ráfagas de metralletas nos despertaban asustados, y otras en que eran las fieras (hienas o leones) los que se encargaban de hacer dicho trabajo. En el campamento no disponíamos de ducha con agua corriente, ésta era un bidón mal puestos encima de unos tablones. Tu vimos que cavar una letrina que a los dos días de funcionamiento se vio abnegada y fuera de uso por culpa de las fuertes lluvias. Hubo días en los que apenas probamos bocado y en los que el agua escaseo. Nuestra calidad de vida en comparación con nuestras vidas en España era un desastre, pero nunca fuimos tan felices y no hemos vuelto a sentir a Cristo tan presente como entonces, excepto cuando recordamos nuestro paso por ahí.

Me encantaría contarles más de nuestro paso por Nyangatom, pero necesitaría una revista entera. A día de hoy la comunidad Misionera de San Pablo Apóstol ha conseguido que los Turkana y Nyangatóm convivan en paz. Han construido unos 6 pozos en la zona para abastecer de agua a toda la población de Kakuta (unas 3000 personas). Están montando un proyecto para tener una ambulancia móvil que recorra todos los poblados Nyangatóm de la zona, y siguen buscando sitios en las montañas donde poder levantar presas e intentar llevar agua corriente a las aldeas.

Como miembros de la JM España, estamos recaudando dinero para operar urgentemente a tres casos graves de niños. También vamos a formar grupos de misioneros para que vayan cada año a Nyangatóm, y quién sabe, si con el tiempo, cuando las necesidades básicas de la población local estén cubiertas, empezamos a recaudar dinero para construir una capilla a la Mater, Tres Veces Admirable, pero ésta vez como madre de los Nyangatóm.

Un fuerte abrazo.

Guillermo García-Arias.

El Paraíso, en Ciudad de México

18 abril 2017 Posted by Noticias 0 thoughts on “El Paraíso, en Ciudad de México”

Cada sábado miembros de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol y María Madre de la Iglesia (MCSPA), tienen actividades con los niños de 4 a 15 años en El Paraíso, un barrio desfavorecido de Xochimilco en la Ciudad de México desde noviembre de 2017. Los niños aprenden inglés, y valores, además de contar cuentos, dibujar y colorear. Después de las actividades los niños reciben el desayuno: una taza de leche, frutas y sándwich gracias a amigos que generosamente colaboran con nosotros. Durante el Lunes, Martes y Miércoles de la Semana Santa organizamos actividades de catequesis con los niños, reflexionando sobre la importancia de servir a otros imitando el ejemplo de Jesús y sus apóstoles, y después hicieron dibujos sobre la Santa Cena. Su atención y participación, cuando explicábamos el via crucis fue conmovedora e impresionante. ¡Jesús ha resucitado! La alegría de Cristo resucitado se podía ver en las sonrisas de los niños. ¡Buena Pascua a todos!

Lydia Imbala, MCSPA

 

Un abrazo de paz en Navidad!!!

14 abril 2017 Posted by Noticias 0 thoughts on “Un abrazo de paz en Navidad!!!”

En un poblado a 17 km de Muketuri, donde las casas de la gente son de barro y paja, donde las noches en esta época del año son muy frías, los niños pastores ,y las niñas cargan leña y agua desde pequeñas, los hombres cosechan algo de grano para alimentar a la familia, y las madres sufren porque absorben el sufrimiento de todos los miembros de la familia. Las que llevan una vida en su seno rezan, y rezan, para que el nuevo milagro de la naturaleza, un bebé pequeño y de ojos grandes, nazca bien y sus ojos brillen en su tez tostada.. como dos estrellas en la noche … que luchan por vivir…

Esta semana tocaba reunión de seguimiento del curso de agricultura, repartir regaderas y semillas, ver que los pozos excavados funcionen, y, surgió la discusión entre dos mujeres por el agua del pozo que comparten; de golpe todo pareció oscurecerse y , entre gritos, cuando sale lo peor del ser humano, la raíz del odio, la envidia, la violencia… Entonces cuando nos tocó hablar aprovechamos para decir si todos sabemos qué celebramos en unas semanas, y dijeron que sí, que el nacimiento del niño Jesús, entonces, preguntamos, ¿ y qué es lo principal que viene a traer Jesús ? , ¿qué es lo más deseado? : – la paz dijeron;

Paz que empieza en nuestros corazones..

Llamamos a las dos mujeres en medio de todo, para que hicieran la paces, se dieron un abrazo , con una sonrisa tímida, y, un aplauso espontáneo explotó entre los allí congregados..

Me pareció una manera bonita de preparar la Navidad, preparando nuestro corazón para la paz, una paz de hermanos, que no la indiferencia, es desear lo mejor para el otro..

Ojalá hubierais podido presenciar el momento, parecía que se abrieran los cielos..

Lourdes Larruy

 

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