No olvidaré en mi vida las 3 semanas que pasé en Andode. Llegué con muchísimas ganas de ayudar y al final el ayudado acabé siendo yo; porque al nivel de pobreza y las condiciones deplorables en las que vive la gente en Etiopía te acabas acostumbrando, pero la felicidad que desprenden cada vez que te cruzas con ellos en el poblado nunca deja de maravillarte.
Ya podías tener un día malo, que era salir por las puertas de la misión y empezar a encontrarte gente que te arrancaban una sonrisa que no se te borraba hasta el final del día.
Lucas Astoria (Voluntario)
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