El pasado 30 de abril se celebró en México el Día del Niño, fecha oficial que estableció el presidente Álvaro Obregón en 1924, luego de firmarse la declaración de Ginebra. Desde entonces en todo México se celebra este día regalando juguetes y realizando actividades en las escuelas y otras instituciones. En la misión de El Paraíso no nos quedamos atrás, pero con una segunda intención, la primera como en todo el mundo, el reconocer los derechos de todos los menores de edad y reconocer que un día también nosotros fuimos niños y niñas con nuestros propios sueños…
La segunda intención e igual de importante, es ayudar a reconstruir el “tejido social” que se ha visto dañado por la violencia y el abandono. Un lugar que es una amalgama de personas que vienen de varias partes de la República Mexicana y que vienen con sus mochilas cargadas de sus historias, culturas y tradiciones, huyendo de la pobreza o de la violencia de sus lugares de origen.
Durante estos siete años hemos descubierto que a través de la creación de tradiciones y reforzando las que existen se van entretejiendo valores, modelos, ideas y demás variables que van ayudando a construir ese tejido social de “hacer pueblo”, hacer comunidad, hacernos uno. El reconocerse a ellos mismos y al mismo tiempo a reconocer al otro. No ser una isla en la selva de asfalto que es la Ciudad de México si no que son una célula viva que lleva vida a otros. Así que, a través de tradiciones como el día del Niño, el día de la madre, las fiestas patronales del barrio, día de Reyes y la Navidad entre otras festividades, se refuerza lo que queremos todos, una unidad entre todos los habitantes del barrio que los que tienen más puedan ver a los que tienen menos, que todos se sientan responsables unos de otros.
Nuestro agradecimiento a todos los que hacen posible esta tarea, gracias a los alumnos y a los profesores de la UMV que nos ofrecieron esta ocasión, los regalos, y las piñatas, las actividades y por estar ahí, dejando atrás un poco de ustedes mismos.
Por Luz María MCSPA,
México.
