En el mes de abril, en la misión de Mizan Teferi que está a 580 km al suroeste de Addis Abeba, gracias a la ayuda de muchos benefactores y amigos, hemos podido hacer dos pozos perforados en la zona.
El primero en la unidad nutricional de Gacheb, ubicado a 3 km del pueblo de Mizan Teferi, donde asisten diariamente 68 niños y niñas de dos a cinco años a tomar dos comidas diarias, recibir educación preescolar y a jugar.
Este centro fue construido en el año 2015, pero aún no teníamos agua potable. Solo contábamos con agua de un pozo excavado manualmente que, durante la época seca, de diciembre a febrero, se reducía el caudal y no daba suficiente agua para cocinar para los niños y para regar el huerto que se encuentra en el recinto del centro.
El segundo pozo se perforó en un comedor infantil en el que la MCSPA contribuye con la compra de comida. Este comedor se encuentra ubicado en un poblado llamado Chat, a 100 km al sur de Mizan Teferi, donde vive una tribu minoritaria llamada Menit. La comunidad está conformada por unas 25 familias que por razones desconocidas padecen de epilepsia (las autoridades locales suponen que es por la forma en que las mujeres, por tradición, dan a luz que es en cunclillas y sin ayuda, por lo tanto, los bebés nacen golpeándose en la cabeza). Por su enfermedad y su localización remota, el gobierno les cedió un trozo de tierra para que puedan vivir de la agricultura y tener un servicio sanitario cercano.
Las personas con epilepsia en Etiopía son socialmente rechazadas porque se considera como una maldición de Dios tanto a la persona afectada como a toda su descendencia. Por este motivo las personas con este mal, son echadas de sus casas y de sus familias y la gran mayoría de ellos tienen que mendigar en las calles.
En el caso de la comunidad de Chat el gobierno ha optado por tenerlos localizados en estas tierras, pero sigue habiendo un rechazo por parte del resto de la gente. La población de Chat vive del maíz que siembran para su autoconsumo y de algunos animales que se repartieron hace algunos años por parte de una ONG.
Desde que conocimos esta comunidad no nos quedamos indiferentes a las grandes necesidades que tienen y por esta razón empezamos a comprar la comida para los niños con ayuda de algunas amigas de Bilbao. Pero aún nos faltaba poder llevar agua a esta comunidad tan sedienta. Desde entonces hemos intentando hacer un pozo para que pudieran tener agua potable, pero en cada intento se nos derrumbaba el pozo.
Cuando conseguimos financiar el pozo para la unidad nutricional de Gacheb y después de todas las travesías que tuvimos que pasar para conseguir que la maquinaria llegara recorriendo casi 700 km de distancia, vimos que era una oportunidad de oro que no podíamos desperdiciar para poder dar agua a los Menit.
Así que, sin tener los fondos, nos dispusimos antes que nada a convencer a la empresa perforadora para que hicieran este trabajo que inicialmente no estaba contemplado. Aceptaron sin pensárselo demasiado ya que sabían del impacto que este pozo implicaba para esta comunidad.
Por otro lado, teníamos más adversidades por superar: entre ellas, que la crisis del covid-19 empezaba en Etiopía y una de las primeras medidas fue la de suspender el transporte público y poner controles en la carretera. Tuvimos que pedir el material necesario para que nos lo mandaran desde Addis Abeba, junto con un permiso a las autoridades locales para su transporte, informar a las autoridades de los menit.
Con todos los obstáculos superados y llenas de ilusión de encontrar agua, comenzamos el viaje que nos tomó 7 horas para recorrer 100 km de distancia. La perforación fue un absoluto éxito porque tiene mucho caudal de agua. Pudimos perforar a 54 metros, instalar las tuberías y la bomba en dos días. Una vez terminado el pozo, hicimos una reunión con la comunidad para que ellos fueran los encargados del cuidado del pozo. La comunidad nos agradeció este esfuerzo y acordaron que nombrarían a un responsable de su grupo.
Ha sido una gran alegría para todos, ver estos pozos terminados, especialmente en este lugar donde la gente sufre tanto. Una de nuestras motivaciones en decidir la segunda perforación, fue el hecho de pensar en esta pandemia que seguimos sufriendo tan duramente en todo el mundo y está dejando tantos estragos en los países desarrollados.
¿Qué ocurrirá en un lugar que casi nadie conoce, con personas que ni siquiera son aceptadas por sus vecinos y mueren por infecciones que se pueden prevenir como malaria o desnutrición? Por lo menos teniendo agua, la comunidad de Chat ahora puede mejorar su higiene y beber agua potable después de tanto tiempo con sed.
Aprovecho este espacio para agradecer a cada una de las personas que han contribuido para que este pozo se realice: desde los que nos han ayudado con medios económicos, con su difusión, y los que nos han animado desde la distancia para lanzarnos a esta aventura. De esta recaudación ya solo nos falta una cuarta parte para poder cubrir el gasto total. Si hay personas interesadas en contribuir, pueden escribir a la dirección: sarai.zavala@mcspa.org. Confiando en la Providencia, sigamos dando de beber a los que tienen sed.
Sarai Zavala MCSPA