Durante seis meses estuve viviendo en la Misión de Benga (Malawi) con miembros de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol, donde pasé algunos de los mejores momentos de mi vida.
Me di cuenta de que ir a África, a un país tan pobre como Malawi, me cambió, probablemente mucho más de lo que yo pude cambiar la vida de la gente que vive en Benga.
Los miembros de la MCSPA me enseñaron que ayudar y servir a las personas necesitadas podía abrir mi corazón, empatizando con sus necesidades y problemas diarios, e incluso cambiando mis propias creencias y vida espiritual. Y al volver a Alemania, seguí sintiendo esa conexión especial con las personas de Benga.
Además, desde la vuelta a mi país, he sentido una mayor conexión con las personas de Alemania, porque realmente he aprendido que, a pesar de que todos tenemos nuestro propios problemas en el día a día, al final deseamos lo mismo: formar parte de una comunidad y sentirnos aceptados y queridos por los demás.
Me siento muy afortunado y agradecido por haber podido vivir esta experiencia, que también ha sido una lección de vida.
Valentino Amian