Cuatro Veranos con las Misioneras

23 mayo 2017 Publicado por 0 comentarios sobre “Cuatro Veranos con las Misioneras”

Es muy complicado, después de haber compartido cuatro veranos en Etiopia con las misioneras de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol, tratar de aunar mis sentimientos en una hoja de papel.

Uno de los primeros sentimientos que tuve hace cuatro años tuvo lugar en Muketurri, recuerdo sentirme al borde del abismo de la inmensidad. Estaba en un pueblo a 80 km de la capital trabajando en “solo” dos centros. Cuánto de representativa era nuestra ayuda? Si a nuestro alrededor había miles de pueblos que también necesitaban de nuestras manos… Fue ahí cuando me aferré a lo que decía la Madre Teresa de Calcuta: una gota de agua parece insignificante, pero el mar seria menos mar sin esa gota de agua.

A partir de interiorizar esa frase todo cambió y empezamos a trabajar poniendo “toda la carne en el asador”, todas nuestras energías en actividades muy diferentes, ya fuesen pequeñas o grandes como: registrar a los niños de la escuela, proporcionar la leche a los niños desnutridos, hacer huertos, pintar escuelas, dar clases de ingles, cocinar para una multitud… Lo importante no es lo que hacemos sino con qué objetivo lo hacemos.

Lourdes me dijo una vez que cuanto más das sin recibir nada a cambio, más lleno te sientes… cuánta razón tenía, y qué bonito que me hayan ayudado a experimentarlo en primera persona.

Necesitamos ganas, y con ganas y corazón somos capaces de un gran cambio. Me gustaría compartir con vosotros un momento de los mil y uno que me llevo conmigo. Un día en Mizan Teferi, con motivo de la celebración de Santa Clara, fuimos con Sarai y Esther a un lugar que recibe este nombre, allí viven doce mujeres que tienen lepra con sus familias. A modo de celebración y para intentar paliar el sentimiento de aislamiento social que sufren por su enfermedad, decidimos cocinar arroz para los 50 que seríamos (ardua tarea para los que estamos acostumbrados a cocinar – cuando lo hacemos – para dos o tres personas). Cuando llegamos a Santa Clara y vimos tantísima gente, supusimos que no habría suficiente arroz para todos, y pronto Sarai dijo susurrando: si no hay suficiente, no comemos.

La comida sobró, repitió todo el que quiso hasta que no pudimos más. Cantamos, bailamos, compartimos nuestras mejores sonrisas esperando a cambio una sonrisa aún más grande… y la tuvimos!

Gracias.

En este proyecto he aprendido a llevar a la práctica la frase de “se el cambio que deseas ver en el mundo”. Ellas son capaces de transmitirnos la fe necesaria para creer en que podemos ser capaces de construir un mundo mejor, y lo hacen esforzándose de sol a sol hasta conseguirlo, que se que lo harán, porque ya lo están haciendo.

“La vida no la vemos como es, sino que la vemos como somos”. Gracias por haber compartido vuestra visión de la vida y por permitirme, como estoy haciendo ahora, compartirla yo también.

Sofía García-Ramos Fojón (Popy)

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