Entre sonrisas y lágrimas los habitantes de Muketuri y Mizan Teferi despiden a una misioneras y dan la bienvenida a otras…
En Julio 2016 se celebró la despedida de Sarai Zavala, misionera mexicana de la MCSPA en Muketuri, Etiopía, desde 2007. Saraí fue en estos años la encargada del Centro Educativo Materno Infantil San José de Muketuri, donde 320 niños reciben educación y nutrición. Muchos niños se acostumbraron a gritar el nombre de “Saraí” cuando veían el coche de las misioneras entrar en el Centro. También muchas mujeres han asistido a los cursos de agricultura y nutrición del Centro en estos años…
Las maestras y ayudantes del Centro organizaron la famosa ceremonia del café etíope para la ocasión; tristes de la despedida, pero alegres de que Saraí se queda en Etiopía, en la misión de Mizan Teferi. Han sido 9 años de trabajar y establecer una amistad con trabajadores, padres, niños …
Los demás trabajadores del centro, agricultores, los que cuidan las vacas y gallinas, vigilantes, quisieron celebrar también la despedida y mataron una oveja para la comida; se sucedieron discursos emocionados de agradecimiento y cercanía a Saraí y le desearon buen viaje y suerte para su nueva misión. Entre bromas le dijeron que sólo la dejaban marchar porque sabían que iba a ayudar a otros etíopes en Mizan Teferi…
También en Julio en Mizan Teferi despedían a Rosa Murillo y Adriana Chametla, después de 7 años en esa misión. Rosa y Adriana se trasladan a la misión de Andode. Hubieron muchos lloros de despedida, pero al final los bailes consiguieron levantar el ánimo. Todos echarán de menos a Adriana con sus cursos de agricultura y sus patos y gallinas… Y a Rosa por sus juegos con los niños..
A pesar de que los que han colaborado más estrechamente en cada misión, maestras, agricultores, padres, echarán de menos a las personas con las que entablaron una amistad y un proyecto común, saben que otros miembros de la MCSPA continuarán la presencia y el trabajo conjunto a favor de estas poblaciones. Cada persona, con su personalidad da su impronta en la presencia de cada lugar, y, contribuye al trabajo de equipo con trabajadores, padres, voluntarios, etc, que hacen que se vaya extendiendo la esperanza en que las cosas pueden ser mejor.
En estos centros son muchos los niños que han recibido educación preescolar y nutrición y muchas las madres que han aprendido a plantar huertos en época seca… La idea de que los niños pueden alimentarse mejor y crecer más sanos y que se puede producir comida en la época seca y reducir la situación de inseguridad alimentaria va calando entre la gente del lugar.
Lourdes Larruy, MCSPA